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  NEVER ALONE AGAIN

  Silence hovers in the yards, leaving no pages with writing on them, that thing we’ll later call the work. Silence reads letters sitting on a balcony. Raspy sounding birds like throatiness, like women with deep voices. I no longer ask for all the loneliness of love or the tranquility of love or for the mirrors. Silence glimmers in the empty hallways, on the radios no one listens to anymore. Silence is love just as your throaty voice is a bird. And no work could justify the slowness of movements and tenderness. I wrote “a nameless girl,” I saw the radio and I saw a girl sitting on a chair and in a train. The girl was tied up and the train was in motion. The folding of wings. Everything is a folding of wings and silence, from the fat girl afraid to get in the pool to the hunchback. Her hand turned off the radio . . . “I’ve witnessed many marriages — the silence builds a kind of double victory — foggy windowpanes and names written with a finger” . . . “Maybe dates, not names” . . . “In the winter” . . . Scene of policemen entering a gray building, sound of bullets, radios turned all the way up. Fade to black. Tenderness and her cloak of silvery silence. And I no longer ask for all the solitude in the world. They shoot. Phrases like “I’ve lost even my sense of humor,” “so many nights alone,” etc., remind me of the meaning of retreat, a folding inward. Nothing’s written. The foreigner, motionless, imagines that this is death. The hunchback trembles in the pool. I’ve found a bridge in the woods. Lightning flash of blue eyes and blond hair . . . “For a while, never alone again” . . .

  EL APLAUSO

  Dijo que amaba los días movidos. Miré el cielo. «Días movidos», además de nubes y gatos que se escabullían entre los matorrales. Este tarro con flores que abandono en el campo es mi prueba de amor por ti. Después volví con una red para cazar mariposas. La muchacha dijo: «calamidad», «caballos», «cohetes» y me dio la espalda. Su espalda habló. Como chirriar de grillos en la tarde de chalets solitarios. Cerré los ojos, los frenos chirriaron y los policías descendieron velozmente de sus coches. «No dejes de mirar por la ventana.» Sin hablar dos de ellos alcanzaron la puerta y dijeron «policía», el resto apenas lo pude escuchar. Cerré los ojos, los muchachos murieron en la playa. Cuerpos llenos de agujeros. Hay algo obsceno en esto, dijo el enfermero cuando nadie lo escuchaba. «Días movidos, miré el cielo, gatos», seguramente no volveré al descampado, ni con flores, ni con red, ni con un maldito libro para pasar la tarde. La boca se abrió pero el autor no pudo escuchar nada. Pensó en el silencio y después pensó «no existe», «caballos», «luna menguante de agosto». Fundido en negro. Alguien aplaudió desde el vacío. Dije que suponía que eso era la felicidad.

  APPLAUSE

  She said she loved busy days. I looked up at the sky. “Busy days,” and also clouds and cats that scamper off into the bushes. This flower pot I leave in the country is proof of my love for you. Then I came back with a butterfly net. The girl said: “calamity,” “horses,” “rockets” and turned her back on me. Her back spoke. Like the chirping of crickets in the afternoons of lonely houses. I closed my eyes, the brakes squealed, and the policemen leaped out of their cars. “Keep looking out the window.” Without any explanation, two of them came to the door and said “police,” the rest I could hardly hear. I closed my eyes, the boys died on the beach. Bodies riddled with holes. There’s something obscene about this, said the medic when nobody was listening. “Busy days, I looked up at the sky, cats,” I’ll probably never come back to the clearing in the woods, not with flowers, not with the net, not with a damned book to spend the afternoon. His mouth opened but the author couldn’t hear a thing. He thought about the silence and then he thought “there’s no such thing,” “horses,” “waning August moon.” Fade to black. Someone applauded from the void. I said I guessed this was happiness.

  EL BAILE

  En la terraza del bar sólo bailan tres niñas. Dos son delgadas y tienen el pelo largo. La otra es un poco gorda, lleva el pelo más corto y es subnormal . . . «Canciones para que anochezca con menos crueldad» . . . El tipo al que perseguía Colan Yar se esfumó como mosquito en invierno . . . A propósito, supongo que en invierno sólo quedan los huevos de los mosquitos del próximo verano . . . Tres muchachas y yo muy solo . . . 7 de agosto de 1980 . . . El muchacho llegó a su cuarto, encendió la luz . . . Tenía el rostro desencajado . . . Apagó la luz. No temas, aunque sólo pueda contarte estas historias tristes, no temas . . .

  THE DANCE

  On the terrace of the bar only three girls are dancing. Two are thin and have long hair. The other is chubby, with shorter hair, and she’s retarded . . . “Songs to make nightfall less cruel” . . . The guy being chased by Colan Yar vanished like a mosquito in winter . . . Though really, I guess in the winter all that’s left are the eggs of next summer’s mosquitoes . . . Three girls and lonely me . . . August 7, 1980 . . . The kid got to his room, turned on the light . . . There was an expression of horror on his face . . . He turned out the light . . . Don’t be afraid, though the only stories I have to tell you are sad, don’t be afraid . . .

  NO HAY REGLAS

  Las grandes estupideces. Muchacha desconocida retornando a la escena del camping desierto. Bar desierto, recepción desierta, parcelas desiertas. Éste es tu pueblo fantasma del oeste. Dijo: finalmente nos destrozarán a todos. (¿Hasta a las muchachas bonitas?) Me reí de su desamparo. El doble lleno de aprensión hacia sí mismo porque no podía evitar enamorarse una vez al año por lo menos. Después una sucesión de baños, reediciones, muchachos vomitando mientras en la terraza silenciosa baila una muchacha subnormal. Toda escritura en el límite de la tensión esconde una máscara blanca. Eso es todo. El resto: pobre pequeño Roberto escribiendo en un alto del camino. «Coches policiales con las radios encendidas: les llueve información de todos los barrios por donde pasan.» «Cartas anónimas, amenazas sutiles, la verdadera espera.» «Querida, ahora vivo en una zona turística, la gente es morena, hace sol todos los días, etc.» No hay reglas. («Díganle al estúpido de Arnold Bennet que todas las reglas de construcción siguen siendo válidas sólo para las novelas que son copias de otras.») Y así, y así. Yo también huyo de Colan Yar. He trabajado con subnormales, en un camping, recogiendo piñas, vendimiando, estibando barcos. Todo me empujó hasta este lugar, el descampado donde ya no queda nada que decir . . . «Estás con muchachas hermosas, sin embargo» . . . «Creo», dijo, «que lo único hermoso aquí es la lengua» . . . «Me refiero a su sentido más estricto.» (Aplausos.)

  THERE ARE NO RULES

  Big mistakes. Nameless girl returning to the scene of the deserted campground. Deserted bar, deserted reception desk, deserted plots. This is your Wild West ghost town. She said: in the end they’ll destroy us all. (Even the pretty girls?) I laughed at her despondence. Doubly afraid of himself because he couldn’t help falling in love once a year at least. Then a succession of bathrooms, reprints, kids puking, while a retarded girl dances on the silent terrace. All writing at tension’s limit hides a white mask. That’s all. The rest: poor little Roberto writing at a pit stop. “Police cars with their radios on: information raining down on them from all the neighborhoods they pass through.” “Anonymous letters, subtle threats, the real wait.” “My dear, now I live in a tourist town, the people are tan, it’s sunny every day, etc.” There are no rules. (“Tell that stupid Arnold Bennet that all his rules about plot only apply to novels that are copies of other novels.”) And so on and so on. I, too, am fleeing Colan Yar. I’ve worked with retarded people, at a campground, picking pineapples, harvesting crops, unloading ships. Everything drove me toward this place, this vacant lot where nothing remains to be said . . . “At least you’re with beautiful
girls” . . . “I think,” he said, “that the only beautiful thing here is the language” . . . “I mean it in the most literal way.” (Applause.)

  BAR LA PAVA,

  AUTOVÍA DE CASTELLDEFELS

  (¡Todos han comido más de un plato o un plato que vale más de 200 pesetas, menos yo!)

  Querida Lisa, hubo una vez que hablé contigo por teléfono más de una hora sin apercibirme de que habías colgado. Fue en un teléfono público de la calle Bucareli, en la esquina del Reloj Chino. Ahora estoy en un bar de la costa catalana, me duele la garganta y tengo poco dinero. La italiana dijo que regresaba a Milán a trabajar, aunque se cansara. Creo que le pediré al enfermero del camping algún antibiótico. La escena se disgrega geométricamente. Aparece una playa solitaria a las 8 de la noche, el día aún anaranjado; a lo lejos caminan, en dirección contraria al que observa, un grupo de cinco personas en fila india. El viento levanta una cortina de arena y los cubre.

  LA PAVA ROADSIDE BAR

  OF CASTELLDEFELS

  (Everyone’s eaten more than one dish or one dish worth more than 200 pesetas, except for me!)

  Dear Lisa, once I talked to you on the phone for more than an hour without realizing that you had hung up. I was at a public phone on Calle Bucareli, at the Reloj Chino corner. Now I’m in a bar on the Catalan coast, my throat hurts, and I’m close to broke. The Italian girl said she was going back to Milan to work, even if it made her sick. I think I’ll go to the campground nurse for some antibiotics. The scene breaks up geometrically. We see a deserted beach at 8 o’clock, the day still orange; in the distance a group of five people walk away from the observer in Indian file. The wind lifts a curtain of sand and covers them.

  AMBERES

  En Amberes un hombre murió al ser aplastado su automóvil por un camión cargado de cerdos. Muchos de los cerdos también murieron al volcar el camión, otros tuvieron que ser sacrificados al pie de la carretera y otros se escaparon a toda velocidad . . . «Has oído bien, querida, el tipo reventó mientras los cerdos pasaban por encima de su automóvil» . . . «En la noche, por las carreteras oscuras de Bélgica o Catalunya» . . . «Conversamos durante horas en un bar de las Ramblas, era verano y ella hablaba y transpiraba con la misma profusión» . . . «Los cerdos aullaron, no de miedo, sino por» . . . «Ella dijo me gustaría estar sola y yo pese a estar borracho entendí» . . . «No sé, es algo así como la luna llena, chicas que en realidad son como moscas, no es eso lo que quiero decir» . . . «Cerdos aullando en medio de la carretera, heridos o alejándose a toda prisa del camión destrozado» . . . «Cada palabra es inútil, cada frase, cada conversación telefónica» . . . «Dijo que quería estar sola» . . . También yo quise estar solo. En Amberes o en Barcelona. La luna. Animales que huyen. Accidente en la carretera. El miedo.

  ANTWERP

  In Antwerp a man was killed when his car was run over by a truck full of pigs. Lots of the pigs died too when the truck overturned, others had to be put out of their misery by the side of the road, and others took off as fast as they could . . . “That’s right, honey, he’s dead, the pigs ran right over him” . . . “At night, on the dark highways of Belgium or Catalonia” . . . “We talked for hours in a bar on Las Ramblas, it was summer and she talked and sweat profusely.” . . . “The pigs howled, not out of fear, but from” . . . “She said I want to be alone and even though I was drunk I understood” . . . “I don’t know, it’s something like the full moon, girls who are really like flies, though that’s not what I mean” . . . “Pigs howling in the middle of the highway, wounded or rushing away from the smashed-up truck” . . . “Every word is useless, every sentence, every phone conversation” . . . “She said she wanted to be alone” . . . I wanted to be alone too. In Antwerp or Barcelona. The moon. Animals fleeing. Highway accident. Fear.

  EL VERANO

  Hay una enfermedad secreta llamada Lisa. Es indigna como toda enfermedad y aparece en la noche. En el tejido de un lenguaje misterioso cuyas palabras significan sin excepción que el extranjero «no está bien». Y yo quisiera que ella supiera por algún medio que el extranjero «lo pasa mal», «en tierras desconocidas», «sin grandes posibilidades de escribir poesía épica», «sin grandes posibilidades de nada». La enfermedad me lleva a baños extraños e inmóviles donde el agua funciona con una mecánica imprevista. Baños, sueños, cabellos largos que salen de la ventana hasta el mar. La enfermedad es una estela. (El autor aparece sin camisa, con lentes negros, posando con un perro y una mochila en el verano de algún lugar.) «El verano de algún lugar», frases carentes de tranquilidad aunque la imagen que refractan permanezca quieta, como un ataúd delante de una cámara fija. El escritor es un tipo sucio, con la camisa arremangada y el pelo corto mojado en transpiración acarreando. tambores de basura. También es un camarero que se observa filmado mientras camina por una playa desierta, de regreso al hotel . . . «Viento con arena fina» . . . «Sin grandes posibilidades» . . . La enfermedad es estar sentado bajo el faro mirando hacia ninguna parte. El faro es negro, el mar es negro, la chaqueta del escritor también es negra.

  SUMMER

  There’s a secret sickness called Lisa. Like all sicknesses it’s miserable and it comes on at night. In the weave of a mysterious language whose words signify without exception that the foreigner “isn’t well.” And somehow I would like her to know that the foreigner is “having a hard time,” “in strange lands,” “without much chance of writing epic poetry,” “without much chance of anything.” The sickness takes me to strange and frozen bathrooms where the water plumbing works according to an unexpected mechanism. Bathrooms, dreams, long hair flying out the window to the sea. The sickness is a wake. (The author appears shirtless, in black glasses, posing with a dog and a backpack in the summer somewhere.) “The summer somewhere,” sentences lacking in tranquility, though the image they refract is motionless, like a coffin in the lens of a still camera. The writer is a dirty man, with his shirt sleeves rolled up and his short hair wet with sweat, hauling barrels of garbage. He’s also a waiter who sees himself being filmed as he walks along a deserted beach, on his way back to the hotel . . . “Wind carrying fine sand” . . . “Without much chance” . . . The sickness is to sit at the base of the lighthouse staring into nothing. The lighthouse is black, the sea is black, the writer’s jacket is also black.

  EL BRILLO DE LA NAVAJA

  En un poema, «Imágenes Detenidas», ¿por qué el chileno es el único turista de esa hora? Supongo que en realidad no es una hora nocturna, como se podría colegir al ser el chileno asaltado por el pandillero, sino un atardecer debajo de los arcos de la plaza Vicente Martorell. ¿El chileno, asaltado? No. El chileno encuentra al pandillero, eso es todo. Y el resto obedece a reflejos naturales de ambos personajes; uno ataca, el otro mira. El otro, el chileno, consiente, y mediante ese sacrificio transforma. Rostro mojado que esboza una sonrisa. Brillo de navaja a lo lejos, entre los arcos y las sombras adolescentes. Ojos curiosos que una gasa líquida va velando paulatinamente. La cabeza no llega a golpearse contra el suelo. Mierda, dijo el chileno antes de fijar su pensamiento en una sonrisa. Gángsters pequeñitos, sus siluetas se pierden en el interior de la plaza. No hay dinero. Rostro mojado en transpiración, por fin posa la mejilla izquierda en el suelo.

  THE KNIFE'S GLARE

  In a poem, “Still Images,” why is the Chilean the only tourist out at that hour? I guess it isn’t really even nighttime, and though you might suspect as much from the Chilean being assaulted by a hoodlum, it’s dusk beneath the arches of Vicente Martorell plaza. The Chilean assaulted? No. The Chilean encounters the punk, that’s all. Everything else happens according to the natural reflexes of each ch
aracter; one attacks, the other watches. The other, the Chilean, gives in, and his sacrifice changes things. Sweaty face with a hint of a smile. Knife’s glare in the distance, between the arches and the shadows of teenagers. Curious eyes gradually veiled by a liquid gauze. His head is never smashed against the pavement. Shit, the Chilean says before concentrating his thoughts on a smile. Little gangsters, their shapes disappearing into the plaza. There’s no money. Face covered in sweat, he finally rests his left cheek on the ground.

  NOCHE SILENCIOSA

  No puedes regresar. Este mundo de policías y ladrones y muchachos extranjeros sin papeles en regla es demasiado fuerte para ti. La palabra fuerte significa que es cómodo, un mundo liviano, casi vacío, del que no podrías desprenderte. A cambio recuperarías el país natal, una especie de país natal, y el derecho a que una muchacha nuevamente pudiera sonreírte. Una muchacha de pie en la puerta de tu habitación, la camarera que viene a hacer la cama. Me detuve en la palabra «cama» y cerré el cuaderno. Sólo tuve fuerzas para apagar la luz y dejarme caer en la «cama». Inmediatamente empecé a soñar con una ventana de maderas gruesas como aquellas que aparecían en los cuentos infantiles ilustrados. Con el hombro me apoyaba en la ventana y ésta se abría. El ruido producido al quedar de par en par me despertó. Afuera no había nadie. Noche silenciosa entre los bloques de bungalows. El policía había extendido su chapa procurando no tartamudear. Automóvil con matrícula de Madrid. El que estaba al lado del conductor iba con una camiseta con los colores del F.C. Barcelona horizontales. Un tatuaje de marinero en el brazo izquierdo. Detrás de ellos brilló una masa de niebla y sueño. Pero el poli tartamudeó y yo sonreí. No pu-pu-puedes re-re-regresar. «Regresar.»